En Cacania

En Viena. Aquí­ todo parece importante y respetable, como esos tranví­as rojos, con un único faro, bonitos: están para demostrar que todo va como debe ir (ahora entiendo porque donde vivo se empeñaron tanto en tener uno, un tranví­a te da mucha confianza en la ciudad). Tanto orden, se podrí­a decir que tanta vulgaridad con clase, parece que ocultan algo neurótico; aunque no sé si será la ciudad o las lecturas previas.

Hace mal tiempo y las fotografí­as no salen muy bien; tengo unas acuarelas de viaje y estoy dibujando —qué difí­cil es dibujar— tranví­as y también todo tipo de embrollos decorativos (ya se sabe: en vuestro efí­mero ornato sois portadores de un sentido eterno). Hoy estuve en el Albertina. A esa gente, Durero y compañí­a, está claro que dibujar no les parecí­a complicado…

Tuve mucha suerte con el hotel, es bueno.