Ayer leí, no recuerdo el periódico, algo de André Glucksmann; decía que es de izquierdas, y que por eso había votado a Sarkozy. Eso tiene gracia: siempre hay que hacer esa clarificación, soy de izquierdas, antes de nada, no vaya a ser que alguien te confunda con un bruto sin corazón.
Ahora estoy releyendo Carta abierta a los intelectuales de izquierda, de Jean Cau:
La izquierda y la intelligentzia francesas, a partir de Rousseau, han sido siempre idealistas. Tal es su pecado original, su timbre de honor, quizá, su fracaso sin duda. (…) Se dice que la derecha es pesimista y la izquierda optimista. Por desgracia, esa es la razón por la cual eternamente está vacía de poder. Los hombres y los pueblos se gobiernan con tristeza, pesimismo y desconfianza; no por casualidad el gobierno más viejo del mundo —el de la Iglesia— se funda en un seguro pesimismo y una desconfianza radical. El cielo está en las alturas, ¡pero el infierno está aquí abajo!
Se trata de la Gracia o del Terror.
En cuanto al Purgatorio, ha de haberlo inventado un demócrata cristiano.
Carta abierta a los intelectuales de izquierda, Jean Cau